Nos llamaron de una empresa que se reúne una vez al año, dos delegaciones, España e Italia. Era la primera vez que se lanzaron a hacer un taller de Risoterapia. La compañera que lo estaba organizando lo había probado a nivel particular.
Llegan las personas a las 9:30 de la mañana serias, curiosas y ya nos habían avisado que habían dos de ellas especialmente escépticas debido a una mala experiencia anterior. Algún facilitador en el pasado, había expuesto demasiado a las personas y forzaba demasiado las dinámicas...
No hay que olvidar que la alegría y la risa son una consecuencia natural del juego y ante todo, libertad y respeto del espacio de las personas.
A los 10 minutos máximo, ya se escuchaban las risas, bailes y aplausos tras la puerta. La facilitadora de la experiencia sabía exactamente dónde llevarles y cómo conducir cada paso. Lo que no sabía, es que habían otras dos persones que llevaban más de tres años en una relación tensa que tenía preocupado a todo el equipo. Ninguna actividad anterior, por más creativa y participativa, había logrado acercarlos.
El director estaba buscando una manera de que se pudieran abrir y llevar a cabo su labor comercial de una manera más armoniosa.
Estaban reunidos distintos departamentos, el comercial, la administración y el laboratorio.
Al terminar el encuentro, todas las personas estaban felices, relajadas, iban despidiéndose de la facilitadora con mucho cariño y agradecimiento. Hasta que llegó el director y su alegría fue máxima, al ver que los empleados que le preocupaban, se habían relajado corporalmente, en su postura y sus emociones se habían liberado entre los dos, se habían reído juntos y abrazado. Estaba impresionado de que un sencillo rato, con juegos simples (pero trabajados a consciencia) habían logrado el esperado efecto de la armonía en el grupo.
También las personas que tuvieron una experiencia no muy positiva en un lejano pasado, se reconciliaron con la Risoterapia con nosotros, se sintieron respetados.
Una vez más, un éxito, ¡un pequeño punto más en el cielo brillante!
Claudia Dakhil, testigo y responsable de comunicación de la escuela