Alrededor de 100 invitados estaban viviendo una jornada de formación y networking entre distintos perfiles que trabajan en la organización internacional.
La idea del organizador era darles una dosis de energía, alegría y movimiento después de toda la jornada sentados, tomando notas y escuchando a los ponentes. También quería aligerar el espíritu grupal para la foto de final de jornada.
La propuesta era un reto para Naila puesto que nuestros talleres son de 90 minutos generalmente y ésta vez había que hacerlo en 30’.
Llegamos y la gente estaba sentada. Se notaba que llevaban varias horas trabajando y había algo de cansancio en el ambiente.
Por suerte la entrada enérgica de nuestra facilitadora abrió camino rápido con una breve presentación y contextualización:
-‘Vamos a hacer una pequeña muestra de lo que es una sesión de Risoterapia’.
Movimos las sillas y empezaron las primeras consignas. Los invitados estaban muy sorprendidos al principio pero ver a sus compañeros gesticular y hacer cosas divertidas se volvió irresistible. No había tiempo que perder ni tiempo para dudar. En 3 minutos ya estaban todos en el juego.
Las dinámicas eran muy dinámicas, valga la redundancia.
-¡Parejas de dos!’ - ahora, ¡parejas de tres!, ¡de cuatro!
El grupo, en pocos minutos se había entregado a la experiencia de jugar y de relacionarse desde la risa con ideas muy simples que permitían la apertura de las personas.
Así fue subiendo la intensidad de las interacciones y la soltura hasta que llegamos al cierre final con ese toque especial de sonrisas relajadas y ternura.
¿Cómo eran esos juegos, de qué iban, qué decíamos, qué hacía la gente exactamente?
-Aaah, eso no se puede contar, ¡tienes que vivirlo!
En fin... ¡prueba superada!
La experiencia exprés de una jornada profesional que no tenía más de 30’ para realizarse y que nos puso en el reto de levantar el ánimo y cerrar con buena energía la jornada, resultó un éxito (por supuesto, todos se quedaron con ganas de más… :)